Las baterías de los vehículos eléctricos desempeñan un papel fundamental en el apoyo a la movilidad sostenible. En primer lugar, las mejoras en la densidad de energía y la vida útil han ampliado en gran medida la autonomía de crucero y la vida útil de los vehículos eléctricos, convirtiéndolos en medios de transporte cada vez más viables. En segundo lugar, el uso de estas baterías reduce la dependencia de los combustibles fósiles para alimentar el transporte, lo que ayuda a combatir el cambio climático a medida que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyen a través de la reducción del uso de combustibles fósiles y disminuyen aún más las emisiones de efecto invernadero. Gracias a los avances en la tecnología de reciclaje y reutilización de baterías, su rendimiento medioambiental también ha mejorado significativamente.